LA NIÑA JOSE SE FUE DE CHIMA

No pude acompañar a mi vieja amiga a su partida final. Estar víéndola quietecita, allí dentro de unas tablas barnizadas, con ramos de flores de lado a lado. Hablo de la Niña Jose, la matrona de dos siglos, aquella que enseñó muchas generaciones humanas en el pueblo de Chimá.

Con una amiga, vía correo electrónico envíe un lacónico mensaje, rimado con un poema. No fue leido, durante el ceremonial religioso de la partida final de la Niña Jose. Hacía mención a la vida y a la muerte. La vida es esa, el movimiento, la muerte, según cada uno, cuando cesa la dialéctica.

La cultura de Chimá, el pueblo que siempre tenemos presente en nuestras mentes, es, hoy, un capítulo aparte. Josefa Bello Ojeda, aquella maestra empírica, pero de talento fluyente, fue hasta hace unos días, el personaje de atracción de los chimaleros. Mi nietecita Valeria, la pinta no solo en sus hojas de papel sino en su mente.

...Adios niña Jose....cómo está niña Jose...frases características de todos los chimaleros, niños, adolescentes, jóvenes y adultos así lo testimoniaban. Ahora, cruzar por sobre la terraza de la casa de los Villadiego Bello, no es igual. Por ejemplo yo, al visitar de nuevo al pueblo de Domingo, a quién busco?....

Sencillamente, contenta de sus cien años, la niña Jose nos dejó en el camino. Hoy, la Niña Jose se fue de Chimá. Ahora, quien nos alegras las noches de luna clara, las noches lloviznosas, las noches decembrinas, no más que la aroma de las flores del jardín...

Rosario Elizabeth y Januario, dos hijos, dos hermanos, hoy, no suelen refrescarse al aire libre con la niña Jose. Chimá, sin estas personas idóneas, dignas y moralistas, no puede existir. Porque, la sociedad humana hoy, es otra, y está en un limbo...

La muerte de Doña Josefa Bello Ojeda, la Niña Jose, fue multicolor, rozagante como ella, esa mujer de porte pequeño, nacida un miércoles siete de Junio de 1911, muere al cumplir sus cien años.

A sus hijos, nietos, sobrinos, amigos y demás familiares, por no poder presentarme en su tumba, solo les digo, que la Noña Jose se fue de Chimá...

Autor:

HUGO BUELVAS POSADA