ADIÓS PABLITO

POR HUGO BUELVAS POSADA

El Atlético Junior, ganaba dos goles a cero, cuando supe de la partida final de Pablito Flórez. El maestro del porro, aquel cantaautor que nacío en medio del olor a mango maduro, en un ranchón, con el canto de los pájaros; ese que glorificó el Porro, ahora, no le canta más a Ciénaga de Oro. Le canta al universo, le canta a su nuevo mundo.

Pablito, el poeta del Sinú, abandonó a su tierra, para marcharse a otro lado, con su música, le canta ahora a sus amigos de antes, a: Lucy, a Jhony Sáenz, a Antolín Lenes, al Negro Fortunato y a muchos más de su generación.

Pablito, salió a aventurar de nuevo por los caminos pantanosos de su nueva vida: la muerte. Con su pantalón ripiao, moviendo los dedos de sus manos, maniobrando las cuerdas de la guitarra, con ese "vocerrón" sigue entonando las notas musicales en el más allá.

Su mirada está fija, su cuerpo inmóvil, porque, le está cantando a otros y en otros lugares. Allá, pensativo, ideando nuevas canciones, por el bien del porro sinuano. Componièndole a su Marcelina, al Jhony a la cieguita y a muchos otros más.

Pablo Flórez Camargo, deja una muchedumbre de amigos. Pero también deja un legado musical, difícil de igualar. Porque, Pablito era a carta cabal un sinuano, hecho en otro tiempo que supo alcanzar una fama extraordinaria en todo nuestro territorio como músico, compositor y persona. La música, si bien es cierto no lo hizo millonario, le permitió hacer grandes amigos y obtener reconocimiento del público y de la crítica. Y con eso, como decía él, le basta y sobra.